lunes, 4 de enero de 2021

El Imperio del Sol.

En 1519, Carlos, hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, había sido coronado Emperador del Sacro Imperio. Con ello, llegó a convertirse en el hombre más poderoso del planeta, donde instauró un Imperio Universal, bajo la cristiandad católica. 

 Nieto de los Reyes católicos de España-Fernando de Aragón e Isabel de Castilla- heredó el reino ibérico a la muerte de su abuelo, bajo el nombre de Carlos I, fue coronado en 1516. De igual forma, recibió las posesiones italianas de Nápoles, Sicilia y Cerdeña. De su padre y su abuelo heredó el Ducado de Borgoña, el Franco Condado, el Archiducado de Austria, el Sacro Imperio, Países Bajos y el Milanesado. Así mismo, le correspondió los reinos de América conquistados por España; así como las posesiones españolas del norte África como Melilla, Orán, Bujía y Trípoli. 

 Nacido en Flandes, en el año de 1500, recibió una educación privilegiada en manos de el señor de Chievres y Adriano de Ultrecht. A los 16 años fue coronado Rey de España y a los 19 recibió la corona de Sacro Emperador a la muerte de Maximiliano de Habsburgo. Como el Imperio alemán era ratificado por siete electores, el joven Príncipe se vio obligado a competir contra Francisco I de Francia y Enrique VIII de Inglaterra, quienes le disputaron el trono. Gracias al apoyo suministrado por la Casa bancaria Fugger, el descendiente de la dinastía Habsburgo logró salir avante. Las letras de cambio otorgadas a los electores, le valieron su coronación como Emperador. De esta manera, el reino de Francia se vio rodeado por los Habsburgo al sur y al oeste de sus fronteras. Por ello, no es fortuito que el Monarca francés le declarara la guerra cientos de veces, sin importar los aliados a recurrir. 


 Carlos I de España y V de Alemania, logró crear un vasto Imperio que abarcaba las Américas, Europa Occidental, Europa Central, en Asia donde descubrieron Filipinas, parte del Norte de África y varias posesiones del Mediterráneo. Se basó en el oro y plata de las Américas, las bancas de las Casas Welser y Fugger; así como el comercio capitalista mercantil, bancario y bursátil de Amberes para el sustento económico del Imperio del cual "nunca se pone el Sol". En realidad, el capitalismo comercial-financiero fue la clave del apogeo económico de los dominios del Emperador. Desplazó a Alemania como centro de poder de Europa por España, dueña de los mares del Atlántico y el Pacífico; aunque el Sacro Imperio no perdió su dimensión  de esfera de influencia continental en el Viejo Mundo. El mundo Atlántico desplazaba al Mediterráneo desde la era de los descubrimientos. A pesar de ello, Carlos se preocupó por mantener la hegemonía de su reinado en el Mare Nostrum, ante la amenaza de los franceses y los turcos-otomanos en la zona. 

 Pero su hegemonía se vio envuelta en una serie de obstáculos que debió superar uno a uno. En primer lugar debió sofocar la rebelión de los Comuneros de España, inconformes con la elección de un extranjero como monarca; así como por la influencia de los flamencos en la política fiscal y repartimiento de los recursos. Carlos se vió obligado a renovar la nobleza y hacerse a un ejército poderoso, con el fin de derrotar a los sublevados. 

 Luego, tuvo que hacer frente a las guerras contra Francia, donde Francisco I le trató de arrebatar el Milanesado. En 1525, en la batalla de Pavía, sus ejércitos derrotaron a Francia e hicieron prisionero al Monarca galo. En 1527, el Papa Clemente II, ante el temor que Carlos estableciera la unidad en Italia, se alió con Francia y varias ciudades de Italia, donde formó la Liga de Cognac. En respuesta, Carlos con la ayuda de los ejércitos alemanes sometió la ciudad eterna a saqueo, El Papa pasó a prisión así como Carlos logró someter a toda Italia bajo Protectorado mediante el tratado de Barcelona. En 1529, mediante la paz de Cambrai, el Emperador renunció a Borgoña y el Rey a los Estados de Italia. En 1536 se reanudaron las hostilidades, ante las pretensiones de Francisco de apoderarse de El Milanesado. Aunque el Rey entró en Italia, el Emperador atacó las provincias galas de Provenza y Picardía. En 1538, con la tregua de Niza, se concertó una paz de 10 años. Para 1540,el conflicto retornó. En 1543 los franceses vencieron en Cerisoles; pero los españoles, con la ayuda de los ingleses, invadieron Francia, entraron Champaña y se situaron a poca distancia de París. En 1544 firmaron la paz de Crespy. En 1551, Enrique II, sucesor de Francisco I conquistó las plazas de Metz, Toul y Verdún. En 1557, Felipe II, sucesor de Carlos, derrotó a los franceses en las batallas de San Quintín y Gravelinas, donde Enrique renunció a sus pretensiones sobre Italia.

 También hubo de hacer frente a las ambiciones del Sultán Solimán El Magnífico. Ante la victoria de los turcos en la batalla de Mohacs, ocuparon el reino de Hungría. Los turcos estaban a las puertas de Viena. En 1529, el Emperador le hizo frente al asedio del Sultán y los logró detener. No le quedó más remedio a Solimán que retirarse a Turquía. Luego dirigió una expedición a África, donde el Emperador venció a los otomanos en Túnez, la cual ocupó al igual que Khayr Ad-din. Se instaló un Rey tunecino vasallo del Emperador, donde se evitó la expansión de Solimán hacia los reinos de Carlos en Sicilia y Nápoles. Pero en la expedición a Argel se vio agitada de temporales, por lo cual se vio obligada a regresar a Italia. Así  mismo logró alianzas diplomáticas con el Sha de Persia,  quien le declaró la guerra al Sultán y lo mantuviera alejado de sus pretensiones sobre Europa. A pesar de ello, el Imperio de Carlos mantuvo a raya la expansión marítima turca. Las  habilidades diplomáticas y militares de Carlos, para concertar alianzas entre los enemigos del Sultán, lograron evitar que Solimán se extendiera sobre Europa. En la batalla de Lepanto, bajo el reinado de Felipe II, los turcos fueron derrotados. Con ello España consolidó su posición en el Mediterráneo. 

En tiempos del Emperador se dio la primera circunnavegación del mundo emprendida por Magallanes y Elcano. Se comprobó la redondez de la Tierra y España entró en contacto con nuevas regiones, como las islas Moluca, donde compitió con Portugal por el control de las rutas de las especias. Descubrieron Filipinas, las cuales capitularon a nombre del Emperador, para ser conquistadas definitivamente en 1564.  Otorgó capitulaciones a empresas de conquista en las Américas para lograr extender sus dominios de Ultramar. Con ello, Hernán Cortés logró dominar el Imperio Azteca de Mesoamérica, Francisco Pizarro los Andes del Tahuantisuyu, Jiménez de Quesada se apoderó de la confederación Muisca, Pedro de Alvarado de Guatemala, Pedrarias Dávila de Panamá, Diego de Losada fundó Caracas, Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires y Domingo Martínez de Irala fomentó el mestizaje en el Río de la Plata. En 1545, las minas de plata del Potosí fueron descubiertas. Las minas de oro de Nueva Pamplona, Santurbán y otras regiones del continente, lo llevaron a ser el primer centro minero a nivel mundial. España se convirtió en el primer exportador mundial de metales preciosos, así como en la primera potencia de Ultramar, la cual dominó a América por trescientos años. Los aborígenes fueron sometidos a la figura del Emperador. El catolicismo fue difundido como religión oficial, al igual que  se concedieron encomiendas para garantizar la evangelización y el cobro del tributo indígena, mediante el trabajo de la mita en las minas, heredado de los incas.  Los elementos culturales aborígenes y europeos se entremezclaron, lo cual llevó a un sincretismo que forjó la manera de ser del hombre hispanoamericano.      

 Finalmente se enfrentó a los protestantes luteranos de Alemania por la reforma eclesiástica de Martín Lutero. El Emperador obligó a Lutero a retractarse en la Dieta Wörms en 1522, pero éste se negó. Ordenó desterrarlo, pero logró ser ocultado por uno de los Príncipes de la nación. Sus ideas se difundieron y tuvieron acogida en el norte de Alemania. En sucesivas Dietas, los luteranos expresaron sus ideas contra el catolicismo. Los invitó a participar en el Concilio de Trento, donde el catolicismo se reinventó como religión de Estado; pero los luteranos se mantuvieron firmes. Los nobles luteranos lograron crear la Liga Smalcalda, donde lograron una alianza militar, para desafiar el poder imperial. Carlos los combatió, donde los venció en la batalla de Mülbergh, en 1545, pero no aprovechó el éxito. La Liga se alió con Francia y vencieron a las tropas imperiales. Para mantener el Imperio, Carlos concilió con los luteranos en la paz de Augsburgo, en 1555, donde aceptó el luteranismo en los Principados que lo profesan. Con dicha tolerancia religiosa, el Emperador logró mantener intacto el Imperio, con lo cual Francia no logró anexarse territorios alemanes. 



 Cansado de tantas guerras y contrariedades abdicó en su hermano Fernando I el Sacro Imperio y en su hijo Felipe II, España, Sicilia, Cerdeña, Nápoles, el Protectorado italiano y los reinos de América. Murió en 1558 en Yuste. Su búsqueda de centralidad católica fracasó, pero jamás en la historia se había visto un vasto Imperio tan extenso, protagonista en los asuntos de Europa, África, América y Asia. Carlos logró defender sus territorios que le correspondían por derecho, ya fuera mediante diplomacia; o mediante puño de hierro. Muy pocas veces fue vencido e impuso su voluntad como Monarca y Emperador.  España se consolidó como potencia mundial. Sometió a los imperios Azteca e Inca. Las  redes de comercio se extendieron, siendo el primer Imperio en instaurar relaciones de producción comerciales complejas a nivel global. Bajo su mandato se interrelacionaron las actividades capitalistas  de comercio, banca, bolsa de valores e industria. Sus dominios superaron a los de Genghis Khan hasta  la llegada de la Reina Victoria en el siglo XIX. El Imperio donde nunca el Sol se puso. Fue el  Imperio del Sol.

Escudo de armas de Carlos V.  
                                       

Retrato de Carlos V por Tiziano





Imperio Universal de Carlos V 





Dominios de Carlos V en el mundo