lunes, 27 de agosto de 2012


La  historia es un cuento, es un ladrillo.


Los historiadores han sido censurados por la sociedad de hoy en día que solo aprecia los números,debido a la era de lo cuantitativo. Dicen que la carrera no tiene demanda, no es lucrativa, por lo tanto no se puede vivir. Desde mi punto de vista, la historia es una profesión como cualquier otra. Se puede vivir con ella.No es cierto lo que dicen. El problema es la crisis que viven los profesionales-médicos conduciendo taxi, abogados vendiendo en una tienda, ingenieros atendiendo un parqueadero- lo que me lleva a concluir, que como el resto de profesiones, vive de la crisis y ciclos coyunturales del sistema capitalista.

La historia no es un cuento, no es un ladrillo como se cree.Es la reflexión que se hace del pasado para entender nuestro presente. Los historiadores han contribuido a solucionar los destinos de la humanidad mediante sus sugerencias a líderes de estado, a instituciones a empresarios, para que tracen  políticas que contribuyan a la resolución de conflictos, al mejoramiento de las relaciones humanas así como a mejorar el nivel de vida en la población. 



Dr Yair Hirschfeld, el aruitecto de los acuerdos de paz de Oslo, entre israelíes y palestinos.